Claro de luna, simiente mágica que me envuelve,
diáfana y profunda en mi universo de plumas blancas
y páginas no escritas.
Te conozco aunque no lo creas,
acuden a mi tus lágrimas y escasean reparos abiertos
cuando no presiento tus lamentos.
Espérame, voy acercando mi vida a tu pálida blancura azulina,
recuerdo de otros soles que alumbraban
el despertar de un día.
Cuando te alcance, desvélame tu misterio, pero antes no.
Te necesito así, para mis sueños y sus enormes
desvelos por abrazarte.
Cuando traviesa te escondes, tu promesa de encuentro
permanece pura. Y cuando te asomas, marcas la forma tan soñada
de tu media luna.
Testigo mudo y servicial de amores nacidos bajo tu influjo vital,
medio adormecido e íntimo, acompañando luceros
en tu deambular.
Belleza efímera en la noche que te acoge, que duele en el alma
por perderte al clarear la mañana.
No te olvido en tu camino de plata ni en tu plenitud anaranjada,
en noviembre, en la costa azulada de mi isla cuando bendices y bañas
mi ternura con tu bálsamo de esperanza.
Luna, mi luna, promesa de tesoros escondidos, evócame
y mi camino se abrirá a tu universo plateado y mis sueños,
rendidos a tus piés, te ofreserán su mano.
-Al-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario